Las fortalezas y los desafíos de esta herramienta de la agricultura precisa que brinda valiosa información agronómica para tomar decisiones más eficientes.
¿Quién hubiera imaginado, hace pocos años atrás, que aquellos aviones no tripulados o drones que se usaban con fines militares también podían convertirse en una herramienta muy importante para la agricultura? Todo cambia y estos aparatos ya están entre los productores.
Clarín Rural formó una mesa redonda para hablar de drones agrícolas, el día previo a la capacitación que dio el INTA Manfredi, en Córdoba, recientemente, sobre los usos de estas herramientas.
En la charla estuvieron Andrés Méndez, coordinador del área de agricultura de precisión de esa institución; Sergio Marinelli, junto a su hijo Nicolás, contratista de maquinaria agrícola y productor de la zona de Venado Tuerto (Santa Fe); Nicolás Bergmann, cordobés e integrante de una empresa de servicios y producción y Ramiro Saiz, porteño, desarrollador de drones y secretario de la Asociación Argentina de Sistemas Aéreos Tripulados Remotamente (Arpasa, por sus siglas en inglés).
“Hay productores que solo quieren los drones para monitoreos simples pero hay otros que los están pensando para tomar imágenes complejas y decisiones técnicas ajustadas”, dice Méndez, como primer comentario para iniciar la charla.
“La principal fortaleza de estas herramientas es la cantidad y la calidad de información que brindan en tiempo real”, responde Marinelli, sumando otro punto de vista. Y luego Bergmann, ponderando la importancia de los datos que brindan los drones, agrega: “Hoy en día el valor de la información para tomar una decisión es fundamental y su uso redunda en un ahorro de dinero dentro del esquema de costos”.
A su turno, Saiz destaca, “la información que aportan los drones agrega valor a la agricultura y el análisis de esa información a su vez permitirá adoptar nuevas tecnologías en el futuro”.
Así comenzaron dialogando y lo hicieron durante una hora. Abrían un abanico de ideas e intercambiaban sus puntos de vista. Fueron claros hablando el mismo idioma, el del futuro y la tecnología.
Cada uno de estos técnicos tiene una historia interesante con los drones. Marinelli, amante de los fierros, y su hijo, aficionado al aeromodelismo, unieron sus pasiones y piensan en drones para hacer trabajos agrícolas de precisión. En cambio, Bergmann, que es ingeniero agrónomo, creó un área de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías dentro de Taguay, su empresa familiar, y los drones fueron la primera innovación en la que trabajaron en esa unidad. También ingeniero, pero en informática, Saiz comenzó a armar drones como hobbista y, con el paso del tiempo, se encontró con Erik De Badts, belga, también amante de los drones y entre ellos formaron la firma Foto Aérea, en el cual desarrollan y fabrican estos aparatos.
“Hay productores que solo quieren los drones para monitoreos simples pero hay otros que los están pensando para tomar imágenes complejas y decisiones técnicas ajustadas”, dice Méndez, como primer comentario para iniciar la charla.
“La principal fortaleza de estas herramientas es la cantidad y la calidad de información que brindan en tiempo real”, responde Marinelli, sumando otro punto de vista. Y luego Bergmann, ponderando la importancia de los datos que brindan los drones, agrega: “Hoy en día el valor de la información para tomar una decisión es fundamental y su uso redunda en un ahorro de dinero dentro del esquema de costos”.
A su turno, Saiz destaca, “la información que aportan los drones agrega valor a la agricultura y el análisis de esa información a su vez permitirá adoptar nuevas tecnologías en el futuro”.
Así comenzaron dialogando y lo hicieron durante una hora. Abrían un abanico de ideas e intercambiaban sus puntos de vista. Fueron claros hablando el mismo idioma, el del futuro y la tecnología.
Cada uno de estos técnicos tiene una historia interesante con los drones. Marinelli, amante de los fierros, y su hijo, aficionado al aeromodelismo, unieron sus pasiones y piensan en drones para hacer trabajos agrícolas de precisión. En cambio, Bergmann, que es ingeniero agrónomo, creó un área de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías dentro de Taguay, su empresa familiar, y los drones fueron la primera innovación en la que trabajaron en esa unidad. También ingeniero, pero en informática, Saiz comenzó a armar drones como hobbista y, con el paso del tiempo, se encontró con Erik De Badts, belga, también amante de los drones y entre ellos formaron la firma Foto Aérea, en el cual desarrollan y fabrican estos aparatos.
Marinelli retoma la última idea de Saiz y destaca, como una de las enseñanzas que le dejó su experiencia en la agricultura de precisión. “Los drones devuelven una información muy valiosa, la contra es que hay que trabajar en el procesamiento de esos datos que son muchísimos. Por esto hay que evitar decepciones de tipo agronómicas y pelear para que esta tecnología no se termine perdiendo”.
Para esto Bergmann y Saiz ya pensaron en la solución y ofrecen el servicio de análisis de datos. “Hoy el productor no tiene que ser un idóneo en el análisis de la información. Debe saber volar el aparato y dejar disponible esa información para ser análizada y recibir una prescripción”.
Y Méndez concluye: “Serán clave las empresas que brinden el servicio de drones y también te devuelvan esos datos analizados ya que el productor no tendrá la posibilidad de procesar toda esa información. Ya debemos pensar en una agricultura de avanzada y en la que la información de los campos provenga de satélites que pasen todos los días.
Vamos hacia el análisis de la microvariabilidad del terreno”, anticipa el experto, quien durante el curso se refirió a que la agricultura del futuro estará también apoyada en el automatismo y la robótica.
Otra de las grandes ventajas de estos aparatos y sobre lo que expusieron estos técnicos fue la posibilidad de hacer correcciones en las labores agrícolas de manera inmediata.
Al respecto, Bergmann comenta: “El dron es una herramienta más de todo el parque de maquinaria y que, particularmente, ayudará a tomar decisiones en tiempo real. Un decisión ‘postmorten’ no sirve en la producción actual ya que con la coyuntura un productor se termina fundiendo”.
Por su parte, Marinelli agrega, haciendo un juego de palabras. “El productor necesita soluciones y los drones ofrecen otro tipo de soluciones. Hay que poner a disposición de productor manejos diferentes ya que hoy no se trata de hacer agricultura de precisión sino de ser precisos con la agricultura”.
De Badts acota: “Inicialmente pensábamos que con los drones solo haríamos monitoreos el período crítico de la soja y ahora resulta ser que estamas activos todo el año. Comenzamos en otoño, con el barbecho de los cultivos de invierno y no paramos hasta la cosecha del cultivo de verano. Y volvemos a empezar cada año”.
En el sector agropecuario, mucho se habla de la importancia de generar vínculos públicos y privados para consolidar mejores ideas.
En referencia a esto y a la velocidad que está creciendo la demanda de drones, Méndez subraya: “Nunca antes, en tan poco tiempo, se había formado una entidad como Arpasa, que está en interacción con la ANAC (Administración Nacional de Aviacion Civil Argentina), en comunicación con el INTA, los productores y de la que también participan las empresas que brindan servicios”.
Rápidamente, Saiz, como secretario de Arpasa, sorprende a todos y advierte, preocupado: “La agricultura apoyada en drones hoy está en riesgo. La nueva legislación de la ANAC está limitando los vuelos agrícolas hasta los 120 metros de altura (400 pies). Para la agricultura, limitar la altura es restringir las hectáreas para hacer fotografías”.
Y el experto del INTA contesta: “Otra evidencia para pensar, más firmemente, que toda la fotografía aérea será satelital”.
De todas formas, Saiz tranquiliza y sostiene que la ANAC está abierta al diálogo y dispuesta a rever la normativa.
Para concluir el debate cada uno de los técnicos deja en claro su visión y los desafíos.
Así, Marinelli analiza: “Los drones son una herramienta que ayuda a optimizar el negocio y hacer mucho más eficiente la manera de producir”. Saiz, por su parte, habla de la oportunidad. “Los drones son herramientas muy interesantes porque funcionan con energía limpia y la capacidad de obtener mucha información que permite tomar decisiones rápidas”.
Bergmann hace hincapié en lo técnico y la extensión agronómica. “Como gran ventaja, estas herramientas nos dan la posibilidad de validar los datos de campo en tiempo real pero será clave educar y fomentar su uso a partir de datos concretos”, opina.
Finalmente, el experto del INTA concluye: “Los drones moldearán un nuevo sistema de agronegocios apoyado en la calidad del producto, la trazabilidad de procesos y la formación de redes de trabajo”.
Fuente: Clarín Rural