La cadena de la carne argentina debe respetar una serie de normas y responsabilidades para mantener su valor en el mercado global.
Argentina es reconocida internacionalmente por la calidad de la carne vacuna que se produce en el país, y a pesar de la disminución en la exportación de carne de los últimos años, nuestro país ha sido en el pasado y tiene el potencial para ser en el futuro uno de los principales exportadores de carne bovina y también de otras especies.
La producción de carne exige cada vez más el cumplimiento de estándares sanitarios que aseguren la inocuidad de este alimento. Por eso el cumplimiento de las regulaciones sobre sanidad animal, la prevención y el control para evitar el ingreso de nuevas enfermedades o brotes de las enfermedades existentes son fundamentales para la seguridad alimentaria de las personas que la consumen.
En materia de sanidad animal Argentina no tiene alguna de las cinco enfermedades que amenazan al mundo en la actualidad, ya que es libre de las Encefalopatías Espongiformes Bovinas (Mal de la vaca loca), de Influenza Aviar, de la enfermedad de Newcastle, de Peste Porcina clásica, y libre de Fiebre Aftosa (sin vacunación en toda la Patagonia, y con vacunación al norte del Río Colorado).
En nuestro país rige la Ley de Policía Sanitaria Animal N° 3.959 del año 1900 con modificaciones para la defensa del ganado de dos clases de enfermedades: las epizootias contagiosas exóticas y las epizootias ya existentes en el país. Este texto legal de más de un siglo de vigencia, contiene los lineamientos básicos sobre sanidad a partir de los cuales se dictan leyes con planes de lucha contra diversas enfermedades (Fiebre Aftosa, Brucelosis, Tuberculosis, Sarna, Garrapata, etc.) y las resoluciones que implementan en forma concreta las medidas adoptadas.
La ley establece la facultad de regular sobre las operaciones de importación y exportación de ganado, y sobre el tráfico y comercio de ganado entre las provincias. Determina la facultad del Estado de realizar la nomenclatura de las enfermedades sobre las que actuará. También podrá declarar infestada la propiedad, la circunscripción o la Provincia entera según la gravedad del caso, y está autorizado para aislar, secuestrar y prohibir el tránsito de los animales de las zonas infestadas, para desinfectar y aún destruir los animales y las cosas que puedan ser vehículos de contagio. Deberá reglamentar todo lo relacionado con la habilitación, fiscalización sanitaria e inspección de mercados de ganado, ferias, mataderos, frigoríficos, y todos los establecimientos donde se elaboren o depositen productos de origen animal.
Por su parte los propietarios de animales afectados por enfermedades contagiosas o sospechosos de tenerlas, están obligados a informar a la autoridad local, deberán aislar a los animales enfermos y destruir los despojos de los animales muertos. Se establecen las penalidades por el incumplimiento de lo dispuesto por la ley, y también indemnizaciones a los propietarios cuando se hubiese ordenado la destrucción de animales, objetos y construcciones en los casos que correspondiere.
Desde el punto de vista institucional a nivel nacional, en el área de sanidad animal, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) es el organismo encargado de llevar adelante las políticas de prevención, control y erradicación de las enfermedades de los animales. También están a su cargo los programas de vigilancia epidemiológica, detección, prevención, control y erradicación de las enfermedades de los animales y sus productos, atendiendo las recomendaciones que en materia zoosanitaria se originen en los organismos internacionales de referencia; como así también los programas sobre identificación animal y trazabilidad, y bienestar animal.
El comercio internacional de carne vacuna ha motivado el establecimiento de normas internacionales que unifiquen criterios de exigencias sobre sanidad. Con tal fin, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) es la organización intergubernamental encargada de mejorar la sanidad animal en el mundo. La OIE tiene su sede en París, y cuenta con 180 países miembros, mantiene relaciones con otras organizaciones internacionales y regionales y dispone de oficinas en todos los continentes. Esta organización surgió en 1924, cuando con el propósito de combatir contra las enfermedades de los animales a nivel mundial, se creó la “Oficina Internacional de Epizootias” que tenía por sigla “OIE”. En 2003 cambió su nombre por el de “Organización Mundial de Sanidad Animal”, pero conservó la sigla original.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha reconocido oficialmente a la OIE como único organismo habilitado a dictar normas oficiales en materia de sanidad animal y de zoonosis aplicables en el marco del comercio internacional. Las normas de la OIE están ordenadas en dos Códigos, uno para animales terrestres y otro para animales acuáticos, que tradicionalmente se enfocaban en la sanidad animal y las zoonosis, pero en los últimos años su contenido se fue ampliando y comenzó a incorporar normas de bienestar animal y sobre la seguridad sanitaria de los alimentos derivados de la producción animal. También dicta dos Manuales de las Pruebas de diagnóstico y de las vacunas para ambas clases de animales, que describen las técnicas de diagnóstico de laboratorio aceptadas internacionalmente.
En la ciudad de Buenos Aires funcionan dos oficinas de la Organización Mundial de Sanidad Animal, lo cual pone de manifiesto la importancia de nuestro país a nivel regional:
1. El Centro Colaborador de la OIE que funciona desde 2007 bajo el nombre de Centro Buenos Aires para la Capacitación de Servicios Veterinarios (CEBASEV), y tiene por mandato de la OIE la misión de colaborar en la capacitación de los servicios veterinarios especiales de los países de habla hispana. Este organismo lleva a cabo su labor conjuntamente con el SENASA, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Fundación para la Promoción, Investigación y Educación para la Seguridad Alimentaria (PROSAIA).
2. La Representación Regional de la OIE para las Américas, que al igual que las representaciones en otras regiones del mundo, tiene la misión de ofrecer a los países miembros servicios adaptados a sus regiones para que puedan reforzar la vigilancia y el control de las enfermedades animales.
El mejoramiento de la sanidad animal es esencial para el desarrollo de la producción ganadera, por eso es preciso que su regulación responda a principios homogéneos entre los distintos países productores y consumidores de carne, lo cual involucra el trabajo conjunto de organismos internacionales, los gobiernos de los países a través de las instituciones correspondientes y del sector privado que lleva adelante la producción.
Fuente: Clarín Rural
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