Si bien el grano está barato, el resto de los costos complica a la invernada. A los valores actuales del ternero y su relación con el gordo, el negocio no cierra.
Este año se ha encerrado una gran cantidad de terneros en feedlots , o corrales caseros u oportunistas. Miles de productores mixtos, o agricultores con soja o maíz están convirtiendo grano en carne, pagando para ello un precio muy alto por la invernada.
Lejos de los puertos, el maíz llega a valer menos de 450 pesos la tonelada; es una cuestión desupervivencia transformar ese valor de quebranto en carne.
En buena parte del NEA y NOA, los rindes han sido muy buenos y la disponibilidad de grano (y silaje) induce a encerrar. Todo este engorde casero es en general más precario y tiene una conversión y una ganancia diaria inferior al del feedlot profesional. “No mido la ganancia ni peso la hacienda porque el grano es mío”, sostienen los productores.
Este enorme volumen de hacienda encerrada en feedlots caseros en manos de criadores, productores mixtos o agricultores, como todos los años, saldrá más tarde que el ganado proveniente del feedlot profesional.
Todo el mundo está alargando el ciclo de engorde, porque la relación grano/carne, que ha sido de 10 a uno como promedio histórico, hoy es de 23 a uno, y lejos de los puertos hasta 35 a uno. Pero como producto de la misma ineficiencia del engorde, el ciclo se alargará y los animales encerrados –especialmente los machos– tenderán a salir más tarde, hacia fin de año o principios del 2016. Los engordes se alargan, por ineficiencia, o deliberadamente, con recrías a pasto o a corral (silo, dieta restringida), porque mucha gente no sólo apunta a convertir grano barato en carne, sino también a finalizar el ciclo de engorde después de las elecciones, para aprovechar una eventual devaluación.
Si en la próxima primavera se repiten las lluvias del año pasado, como pronostican algunos climatólogos, esta gran cantidad de hacienda encerrada probablemente se atrasará como el año pasado y saldrá más tarde que lo esperado.
En pleno proceso eleccionario (Paso, primera vuelta y ocasionalmente segunda vuelta), la actitud más frecuente entre los engordadores, en un contexto de incertidumbre e invernada muy cara, es alargar el engorde: evitar quedar descalzados.
Un nutricionista nos dice: “Hoy no se está comprando invernada. En realidad, están comprando dólares. Y los están pagando caro. En una operación sencilla de engorde se compra un ternero de 200 kilos a 26 pesos el kilo, más cinco por ciento de gastos, da un costo inicial de 5.460 pesos por ternero. Si se le cargan 150 kilos a 14 pesos, de costo por kilo ganado, da 2.100 pesos de costo de alimentación y hotelería. Si este animal, que tiene un costo acumulado de 7.560 pesos, lo vendemos con 350 kilos, a 21 pesos por kilo y con cinco por ciento de gastos, se obtienen unos 6.983, pesos. Nos da una pérdida de 577 pesos por animal. No se explica entonces por qué pagan lo que pagan por la invernada”, razonó el profesional.
Algunos se cubren de una probable devaluación, otros son feedlots integrados con la faena, otros intentan aprovechar la producción propia de maíz, que tiene un bajo costo de oportunidad; todos apuestan a que en cuatro o cinco meses inevitablemente sobrevendrá un ajuste drástico de los precios relativos, y que una devaluación arrastrará al precio de la hacienda. Pero con los números actuales del corral, no da para pagar 26 pesos por kilo la invernada. El costo de hotelería, que hasta hace poco era irrelevante, hoy no baja de 1,50 a dos pesos por día de estadía (incluyendo la sanidad). Se disparan los salarios, fletes, energía, seguros y los costos en general. Con solo el maíz barato no alcanza para que los números cierren. El mismo nutricionista asegura que muchos de los grandes feedlots tienen menos hacienda que un año atrás.
Fuente: La Voz del Interior
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