Por cada kilo de fósforo aplicado a campo, por ejemplo, se pueden producir hasta 6 kilos más de carne a campo, dicen desde Fertilizar.
Para incrementar la producción de carne y leche en los sistemas ganaderos, es fundamental estabilizar elevados niveles de volumen y calidad forrajera. La productividad depende de varios factores, siendo la fertilidad de los suelos uno de los fundamentales.
Una adecuada estrategia de fertilización tiene en cuenta el tipo de recurso a fertilizar (pastura base leguminosas, consociadas o gramíneas puras) y la oferta de nutrientes del suelo, logrando aumentos del 50% si los niveles de fertilidad del mismo son bajos.
En el caso de las pasturas consociadas, la utilización correcta de los fertilizantes fosfatados y azufrados es fundamental para defender la participación de las leguminosas.
“Las leguminosas presentan umbrales de respuesta a fósforo muy superiores a los cultivos extensivos -unas 23 partes por millón (ppm)- y en muchas ocasiones vemos que a la segunda primavera no hay rebrote de leguminosas. La causa más recurrente es la deficiencia de fósforo que debe ser corregida con fertilizaciones anuales”, señaló Andrés Grasso, técnico de Fertilizar Asociación Civil.
Analizando los números, diversos ensayos, los expertos de Fertilizar indicaron que puede aumentarse la producción en 6,2 kilos de carne producidos por cada kilo de fósforo aplicado. La relación promedio de los últimos 10 años fue de 2,4 kilos de carne para pagar cada kilo de fósforo.
“Actualmente la relación insumo/producto es mucho menor y se necesita sólo 1,4 kilos de novillo para pagar 1 kilo de fósforo. Es el momento de pensar en fertilización de pasturas”, comentó Jorge Bassi, presidente de la entidad.
En el caso en que la base de producción sean las gramíneas, ya sean plurianuales o verdeos, la llave de la producción la tiene el nitrógeno. En el período invernal los verdeos poseen la capacidad de crecer aún con temperaturas relativamente bajas, contribuyendo a mantener una elevada oferta de forraje en este período. Sin embargo, el suelo frío afecta la capacidad de mineralizar nitrógeno y la deficiencia de este nutriente limita la producción del mismo.
De acuerdo a estudios realizados en el oeste de Buenos Aires, se observan mayores eficiencias de uso de nitrógeno cuando la disponibilidad de este nutriente a la siembra es menor a 50 kilos por hectárea. “Los niveles de respuesta registrados en esta región fueron de hasta 45 kilos de MS por cada kilo de nitrógeno aplicado”, agregó Grasso.
Luis Bertoia, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, encontró respuestas similares y un aumento del 10% en la eficiencia si se agregaba azufre a la fertilización.
“Si recopilamos los trabajos publicados, descubrimos que estos valores se repiten desde Entre Ríos a Tandil. Si el costo de 1 kilo de nitrógeno se paga con 0,5 kilos de novillo, podemos dejar que el productor calcule la eficiencia de conversión para convencerse de que este año fertilizar sus recursos forrajeros es muy buen negocio”, concluyó Bassi.
Fuente: Clarín Rural
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