En Santa Fe, varios técnicos afirmaron que para lograr aumentar el peso de faena se debe mejorar las recrías y cuidar la sanidad del feedlot.
El departamento de Caseros, en el sur de Santa Fe, está dentro de la mejor zona agrícola del país, pero incluso ahí la ganadería empieza a generar una gran atracción entre los productores. Así quedó demostrado la semana pasada cuando una multitud se acercó hasta el feedlot La Muñeca, donde el Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina (Ipcva) realizó una jornada para enfocarse en la actualidad y el potencial del engorde a corral en la Argentina.
El vicepresidente del Ipcva Jorge Torelli, referente de la industria cárnica rosarina, fue el encargado de fogonear los ánimos de entrada y afirmó que “en el mundo la oferta de carne va a ser superada por la demanda”. “La carne va a ser lo que fue la soja en los noventa”, dijo. Y luego puso la lupa en la Cuota 481, una herramienta que multiplica las posibilidades exportadoras de la carne de feedlot al abrirle las puertas del mercado europeo sin arancel. Según los datos que mostró, desde que la Cuota entró en vigencia para el país se faenaron 40.000 cabezas con ese destino, y hubo un 10 por ciento de rechazos.
Por su parte, Adrián Bifaretti, jefe de promoción interna del Instituto, remarcó que la ocupación actual de los corrales de engorde es del 74 por ciento, la mayor ocupación en cuatro años, y que esto enciende una alarma sobre los precios que puede llegar a haber en el mediano plazo. Luego afirmó: “Es inútil entrar en un debate sobre si la carne de feedlot es mejor o peor que la pastoril en un país como la Argentina que puede producir ambas”.
Pero fue el asesor Juan Elizalde, un afiliado de estas jornadas, quien marcó el eje del debate actual. “Hoy, más del 63 por ciento de la faena es hacienda liviana. La faena de animales chicos creció a desmedro de los novillos pesados, y la caída en el peso de faena es la consecuencia de haber generado una brecha alimentaria que aun no se cerró. Faltan muchas toneladas de silaje para compensar la pérdida de forrajes”, explicó.
Luego, para ilustrar el desafío al que se enfrenta la Argentina, Elizalde recordó que en Estados Unidos la faena bajó 40 por ciento en los últimos años, de 130 a 90 millones de cabezas, pero la producción subió. Quedó claro entonces que el aumento del peso de faena debe ser el gran objetivo, pero según el técnico, hay muchos productores que no cuentan con la posibilidad de recriar, lo que le pone un corset al crecimiento productivo. “Hay un 30-40 por ciento de la hacienda que se faena que puede pasar de liviana a pesada, pero hay otro 40 por ciento que no puede hacerlo”, aseguró.
A su turno, el técnico del INTA Anguil Aníbal Pordomingo dijo que hay sensaciones de buen negocio en novillos pesados tanto para el mercado interno como para la exportación. Pero advirtió que “para lograr un animal que no se engrase rápido y que pueda llegar a un mayor peso de faena, hay que trabajar con una buena alimentación desde la recría”. En línea con Elizalde, Pordomingo dijo: “Estados Unidos logró el impacto al destetar terneros más pesados y mejorar la alimentación de la primera etapa de recría. Además de tener conversiones de 7 a 1 en novillos que llegan a los 600 kilos”. Y añadió: “Si hago bien las cosas en la etapa de recría puedo ahorrar unas cuantas cosas en la etapa de terminación”.
Para poder aspirar a mejorar y crecer tanto en la recría como en la terminación, la sanidad es el vector fundamental. Según Pordomingo, “hay que manejar la acidosis subclínica, que es muy alta en el país y afecta el objetivo de agregar 100 kilos más”. Al respecto, el veterinario del INTA Balcarce Ernesto Odriozola dijo que la acidosis es un error humano. “Si no acostumbrás al animal a comer lo que tiene que comer, si viene comiendo pasto y de golpe lo cambiás a una dieta con grano, se genera este problema. Para que la flora se acostumbre necesita un periodo de acostumbramiento de 15-20 días”.
Otro problema frecuente en los feedlots, según indicó Pordomingo, son las enfermedades infecciosas respiratorias, que “no son menores cuando pensamos en tener a los animales más tiempo en los corrales”.
Odriozola coincidió. “La neumonía es la enfermedad más común de todas. Para evitarla hay vacunas, pero son vacunas que tienen incluidos virus y tienen una tasa de protección baja. Una forma podría ser comprar terneros que se vacunen antes de ser destetados, que ya vengan con cierta inmunidad. En cambio si se lo compra y con el estrés del viaje y el cambio de vida se le da la vacuna, la respuesta es mala, y entonces entre los 10 y 14 días de estar encerrado aparece la neumonía, que en un ambiente cerrado se difunde muy rápidamente. La mayoría de las muertes que se producen en los feedlots son por la neumonía”, detalló.
Fuente: Clarín Rural
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