La carga animal es inferior en predios convencionales que en fincas tecnificadas que disponen de división de praderas, fertilización y suplementación.
El número de reses por hectárea varía de acuerdo a la zona, el estado de lluvias, tipo de forraje, suplementación y edad y peso del animal. En fincas tradicionales del trópico bajo de Colombia, se encuentra entre 1.5 y 1.8 bovinos adultos de 400 a 450 kilos. En predios tecnificados se pueden hallar de 3 a 4 reses.
Germán Orlando Mercado, profesional en Magangué, Bolívar, de Gestión Productiva y Salud Animal, del Fondo Nacional del Ganado, FNG, confirm que se manejan 1.8 animales adultos por hectárea, en predios de la región que no hacen manejo de praderas con pasturas de mayor rendimiento.
“Son pocas las fincas con mejoramiento de praderas que tienen el sistema rotacional. Casi todas echan el ganado en un solo potrero”, anotó Mercado.
En Magangué se usa la mombaza, guinea que produce alto rendimiento de forraje, y el toledo, que ha sido apetecido por sus resultados positivos. “Por las condiciones de la región, se maneja la diversidad de las brachiarias”, agregó el funcionario.
En el departamento de Santander, la media de la carga animal por hectárea está en 1.5 y en fincas con uso de tecnologías, la cifra puede aumentar a 4 reses por unidad de gran ganado.
Óscar Ortiz Agudelo, profesional en San Alberto de Gestión Productiva y Salud Animal del Fondo, manifestó que los predios de la región que han podido aumentar el número de reses por los 10 mil metros cuadrados, han incluido actividades adicionales en el manejo, al comprender que los forrajes son cultivos.
Según el profesional en San Alberto, la posibilidad de incluir 4 reses por hectárea para que reciban los nutrientes necesarios y se contribuya con su desarrollo y sostenibilidad, se logra si se incorporan las alternativas de silo, heno, fertilización de pastos y periodos de hasta 30 días de descanso de los forrajes.
El toledo y el pasto estrella son los favoritos de los ganaderos con fincas modelos en la región santandereana. Los forrajes tradicionales se han aprovechado, pero se han tenido que fortalecer con la aplicación de fertilizantes de los que adquieren todos los nutrientes.
Fídiar José Hernández, profesional en Sincé, Sucre, del FNG, aclaró que la carga animal por hectárea también se ajusta al tipo de zona y sus condiciones de lluvia. En épocas de verano cuando los pastos pierden calidad, los ganaderos reducen la presencia de ganado, diferente a lo que sucede en invierno.
Añadió que la edad del animal determina su peso y la cantidad de materia seca a consumir. Estos datos ayudan al ganadero a tomar decisiones del número de reses a incorporar en las pradreras.
“La Unidad de Ganado por Hectárea, UGH, que se elije depende de la zona del trópico bajo donde se esté. Donde estoy yo, no se manejan más de 3 animales (adultos) por carga en invierno. En verano pueden ser 1 o 2 reses”, detalló el funcionario del FNG en Sincé.
Hernández especificó que se pueden hallar de 5 a 6 animales de 200 kilos por hectárea en invierno y de 3 a 4 en verano. Entre 2 y 3 bovinos de 350 a 450 kilos en época de lluvias y de 1 a 2 en sequía. Entre 5 a 6 semovientes de 130 a 150 kilos que están en periodo de destete cuando reverdecen los forrajes y de 3 a 4 cuando escasean.
Las cifras pueden variar según calidad de pasto, manejo rotacional y la cantidad de comida que recibe cada rumiante. Las vacas adultas se sostienen con hasta 45 kilos de pasto al día, un animal mediano con 25 kilos y uno pequeño con 10 kilos, aseguró el profesional de Sucre.
Los 3 funcionarios consultados por esta redacción coincidieron en afirmar que en sus regiones de clima cálido se dictan capacitaciones en manejo de predios eficientes para aumentar la carga animal por hectárea, pero son reducidas las ganaderías que ponen en práctica lo aprendido.
Fuente: Contexto Ganadero Colombia