Porqué los corrales de EE.UU. terminan animales de más de 600 kg. con una mejor eficiencia de conversión que los nuestros, aún sin utilizar promotores de crecimiento. Juan Elizalde plantea algunas claves para avanzar y engordar novillos más pesados, atento al costo del kilo producido.
Para conocer cómo estamos en relación a la ganadería de los Estados Unidos, que tiene más historia de engorde a corral y más opciones tecnológicas, el estudio Elizalde&Riffel comparó los parámetros productivos de ciertos feedlots de ese país que producen carnes naturales, sin ningún tipo de aditivo, con los modelos locales que usan monensina.
“Tenemos alto potencial para avanzar en eficiencia de conversión, a pesar no poder utilizar modificadores de crecimiento como los americanos. Y esto es muy importante porque es la variable que hace al costo del kilo producido”, planteó el Ing. Agr. Juan Elizalde durante una charla de la firma Santa Sylvina.
Buscando qué aspectos se pueden mejorar, la consultora analizó los resultados productivos del país del Norte, que encierra novillos desde los 320kg a los 620 kg, y los de la Argentina, considerando los que lo hacen entre los 300kg y los 450 kg. En este último caso, utilizaron datos propios de numerosos campos en los que realizan seguimientos, que cumplen con determinados protocolos: hacen lectura de comederos, llevan registros diarios de consumos y monitoreo de bostas, entre otros. “No hay tanta información disponible en el país, no todos realizan controles precisos”, apuntó.
DE AQUÍ Y DE ALLÁ
“Nuestras raciones son más fibrosas que las americanas, por lo que el animal come más en relación al peso vivo. Con ello la ganancia diaria es mayor, pero esto no significa necesariamente que seamos más eficientes. Con menos energía, la conversión de grano en carne empeora y el kilo producido resulta más caro. En cambio, las raciones de ellos son más concentradas, menos fibrosas. Así, el novillo come menos y la ganancia de peso es menor, pero aún terminándolo con casi 200 kg más y sin monensina, la conversión se ve favorecida”, subrayó Elizalde.
Además, continuando con el cotejo, agregó: “Mientras aquí nos lleva 22 meses completar el ciclo, allí les demanda 16 meses. La rotación de capital es diferente”.
Estos resultados muestran que si bien hubo grandes avances en los corrales argentinos en los últimos 15 años, aún se está lejos de la performance de la primera ganadería del mundo. “El margen del progreso es bastante importante. Si queremos producir más carne tenemos que terminar un novillo más pesado, pero que convierta mejor. Y para ello hay que optimizar la calidad de las raciones y su manejo”, sostuvo.
QUÉ PODEMOS MEJORAR
Según encuestas* realizadas en ambos países, la mitad de los feedlots locales usan menos del 60% del grano en la dieta mientras que en EE.UU. la mayoría supera el 80%. “Esto explica en parte porqué allá logran mejores conversiones. Aquí, hay una tendencia a usar más fibra para cubrirnos de la acidosis, pero al faltar energía se afecta la conversión. Además, la menor inclusión de maíz lleva a terminar un animal más liviano”, reiteró. Y propuso: “Nuestro desafío a futuro es incorporar más grano en la dieta, sin caer en riesgos de acidosis. Y para ello se requiere un manejo muy fino de la alimentación”.
En los últimos años, se ha tratado de mantener el comedero vacío por más tiempo, sin llegar a hambrear a la hacienda. Por ejemplo, en lugar de tenerlo dos horas sin comida, extenderlo a tres o cuatro horas. De este modo, más allá de evitarse deterioros en la calidad de la ración, no hay atracones al momento del llenado, que causan acidosis y pérdida de eficiencia. “El animal come menos pero la ganancia de peso es la misma y convierte mejor. Lo que ocurre es que el alimento permanece más tiempo en el rumen, se digiere mejor y con la misma cantidad se obtienen más nutrientes”, explicó.
Otro aspecto importante que reveló la encuesta es el de las diferencias en el grado de procesamiento del maíz entre ambos países. “En la Argentina, sumando el 20% de las raciones formuladas con maíz entero y el 50% con maíz partido, se ve que la mayoría tiene una elaboración muy tenue. El molido fino que aquí se usa y allá no, no tiene mucho sentido, no se le saca más energía y de cualquier modo genera acidosis. El grano húmedo que los americanos emplean mucho, aquí está apenas en un 8%. Tampoco hacemos copos, que allá es mayoritario, hay un sólo establecimiento en Uruguay que lo emplea, es un método en base a vapor, que permite un máximo aprovechamiento, pero resulta muy costoso”, enumeró Elizalde.
Según el nutricionista, el procesamiento incide en forma directa en la eficiencia de conversión. Pasando de grano entero a grano partido hay una pequeña mejora de 2 al 5%. Del grano seco al grano húmedo, la diferencia es mucho más importante, del 5 al 10%. Por último, elaborándolo en forma de copos el progreso es aún mayor, del 12 al 15 %.
Resumiendo, el grano húmedo es una opción intermedia entre la escasa respuesta de procesar el grano seco, que no vale la pena con los bajos precios del maíz, y la gran respuesta de hacer copos, que por ahora no está al alcance de los modelos argentinos.
“Nosotros podemos crecer en grano húmedo, es una oportunidad para los planteos ganaderos de hoy, porque está ligado a los maíces de segunda, que permiten extender la utilización de los verdeos, algo que antes no era posible porque se privilegiaba la soja. Además, en la dieta a corral, si el grano tiene más del 25% de humedad y quisiera agregar mayor proporción de heno de alfalfa para evitar acidosis, el animal no sólo comerá y ganará más, sino que convertirá mejor que si se lo diera seco”, ejemplificó.
También, habrá avances en eficiencia si se mezclan diferentes granos y tipos de procesamientos. “Si pasamos de grano seco de sorgo alto tanino a grano húmedo se gana del 15 al 18% en conversión, ya que mejora la digestibilidad mucho más que con igual tratamiento para el maíz. En algunos planteos, es ideal dar grano húmedo de sorgo alto tanino con grano seco entero de maíz (70/ 30%) porque se combinan distintas velocidades de digestión, disminuyendo el riesgo de acidosis, con lo que se puede aumentar la proporción de grano en la dieta”, recomendó el especialista.
Una alternativa superadora para mejorar la conversión es usar burlanda húmeda de maíz, aunque sólo es negocio para los feedlots que están cerca de la planta procesadora dado el elevado costo del flete. “Es la herramienta más potente. Cuesta el 25% del precio del maíz y tiene un valor alimenticio 35% mayor. Si con grano seco de maíz venía con una conversión de 7 y reemplazo el 30/40 % por burlanda húmeda podré bajar a 5,5. En un futuro, con maíces caros, sería posible usar burlanda combinada con henos, rastrojos; como tiene tanta energía me puedo dar el lujo de no usar grano”, sostuvo.
Finalmente, Elizalde destacó que “el alto potencial de mejora en el engorde a corral resulta muy alentador en un momento en que la ganadería argentina necesita incrementar la eficiencia de su stock para producir más carnes de calidad en forma sustentable”.
Fuente: fyo. Valor Carne