Los 16 mejores exponentes de la creatividad y dedicación para producir alimentos.
Una vez más la excelencia para producir alimentos fue premiada y protagonizó una noche emotiva en el restaurante central de Palermo. Festejaron los dieciséis ganadores de cada categoría y por supuesto el Oro, el máximo galardón que fue para la empresa El Parque Papas, de Nicanor Otamendi, Buenos Aires. Y a su manera también los ternados se fueron con una satisfacción por haber sido seleccionados entre los 211 postulantes.
En la noche del martes pasado las visiones de largo plazo superaron el cortoplacismo imperante. Quedó reflejado en las distintas historias de los ganadores que alcanzar niveles de excelencia no es una tarea de hoy para mañana. Inevitablemente, se necesita de una trayectoria, de un rumbo y de un esfuerzo continuado. La inflación, la alta presión impositiva y las trabas que impone el Gobierno para producir quedaron en un segundo plano ante el optimismo que se desprendía por los logros obtenidos en cada actividad.
Algunas cuestiones comunes quedaron al descubierto en el desfile de los premiados que subieron al escenario después de que Oscar «Cholo» Gómez Castañón y Eleonora Cole abrieran los sobres y develaran los ganadores.
Cuidado del ambiente. Estuvo presente en casi todas las actividades productivas que concursaron, más allá de la categoría específica que premiaba a la mejor gestión ambiental, que fue para OVIS XXI. Vale mencionar que esta empresa logró potenciar su objetivo de regeneración de pastizales a partir de las alianzas con el instituto The Nature Conservancy y Patagonia, que se comprometió a adquirir toda la lana con certificado de sustentabilidad. Entre otras, la preocupación por el ambiente se observa en La Ramada, mejor productor lechero, por las inversiones realizadas para reutilizar el agua de los efluentes de sus 4 tambos con cerca de 800 vacas cada uno. Lo mismo ocurrió con el ganador de la categoría al Mejor Forestador, una asociación entre Novartis y el Grupo de Manejo Forestal (GMF) Latinoamericano, que capturan dióxido de carbono para obtener bonos de carbono con especies nativas y exóticas. Ya certificaron 100.000 bonos.
Incorporación de tecnología. Fue la otra constante entre los ganadores. Quizás el caso más relevante fue lo realizado por Ganadera La Paz, en Catamarca. Con dos años continuados de sequía, promediaron 350 milímetros anuales, no sólo mantuvieron el stock de hacienda sino que lograron superar sus índices históricos al implementar un paquete de medidas que incluía el destete precoz e hiperprecoz a corral. Por su parte, Cabaña Argentina, mejor productor de porcinos, fue distinguida por implementar las últimas tecnologías disponibles a nivel mundial con resultados que los obligaron a incrementar sus objetivos e índices productivos. La incorporación de tecnología es uno de los motores de la extensión agropecuaria. El Centro de Reproducción y Transferencia de Biotecnología en Rumiantes de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional de La Pampa fue premiado en esta categoría por la inclusión de productores de zonas marginales al acceso a tecnologías de avanzada en reproducción animal.
Apertura de mercados y diversidad. Un crecimiento sustentable en el tiempo necesita de un pie en los mercados externos. Así lo entendieron, entre otras, las empresas El Parque Papas, La Moraleja y Alberto Marchionni. El ganador del Oro, un modelo agroindustrial a ser copiado por su profesionalismo, el año pasado abrió una puerta comercial con Pepsico do Brasil al exportarle 25.000 kilos de papa semilla. Por los resultados agronómicos este año triplicó ese volumen de exportación. La Moraleja, que produce y elabora aceites esenciales y jugos concentrados de limón y pomelo, llega a exportar el 85% de su producción. Y desde Hughes, Santa Fe, Alberto Marchionni, que estuvo desde sus inicios empecinado en agregar valor, logró el año pasado exportar 13.000 toneladas de maíz pisingallo a 45 países por un valor de 12 millones de dólares.
Publicado el 22 de noviembre de 2014 FUENTE: La Nación