La eficiencia productiva del ciclo completo depende de las características de los procesos de recría y engorde utilizados. Por eso, es importante analizar los actuales modelos ganaderos basados en menor cantidad de pasturas y mayor uso de granos que años atrás y en los que se producen animales más livianos, que no son recriados antes del ingreso a los corrales de terminación. Esto ha llevado a una disminución de la participación de los novillos en la faena con el consiguiente aumento de los terneros y novillitos. A los menores pesos de faena consecuentes de estos cambios, se suman los bajos porcentajes de destete del rodeo, con lo que podría resentirse aun más la producción nacional de carne.
En ese marco, para estimar el impacto de la recría y el engorde sobre la producción y eficiencia del ciclo completo se evaluó un rodeo de cría con parámetros representativos del país. En tal sentido, las vacas son alimentadas con pasto y tienen un destete del 65%, lográndose terneros de 160 kg, lo que significa que para producir un ternero hay que mantener 1,54 vacas. Luego, el proceso de recría-engorde se realizó bajo dos planteos productivos:
1- Con recría y terminación con 450kg
El 50% de los terneros obtenidos son machos y se recrían a pasto, con una ganancia diaria de 0,5 kg/día, hasta los 300 kg. Posteriormente, se terminan a corral con 450 kg. En tanto, un 40 % de las hembras (20% del total de terneros) que no se destinan a reposición son recriadas a pasto hasta los 220 kg y luego encerradas a corral hasta la terminación con 320 kg. Por su parte, el 60% de las hembras restantes (30% del total de terneros) se recrían a pasto para reposición del rodeo con una ganancia de 0,5 kg/día hasta inicio de la gestación.
2- Sin recría y terminación con 320 kg
El planteo es muy similar al anterior en cuanto al manejo de las hembras, es decir que la reposición se hace a pasto. La diferencia es que las hembras de descarte y los machos no son recriados sino que, una vez destetados, son engordados a corral desde los 160 kg hasta los 320 kg.
La producción de carne medida en kilos por vaca destetada, incluida la reposición, es mayor en el planteo 1 donde el novillo se vende con 450 kg en lugar de 320 kg: 415 y 350 kg, respectivamente.
La eficiencia global desde el nacimiento hasta la terminación se obtiene dividiendo el requerimiento total de materia seca (9795 kg; 8534 kg) por los kilos producidos (415 kg; 350 kg). Este indicador es levemente mejor en el planteo de novillos pesados (23,6 kg MS/kg) respecto del de novillitos livianos (24,4 kg MS/kg), ya que se necesitan menos kilos de materia seca por kilo de carne. Esto ocurre porque la mayor producción derivada de una recría y terminación a pesos más elevados provoca una dilución más marcada de la ineficiencia de la fase de cría.
Para pensar
A priori se debería esperar una eficiencia global mucho mejor en el planteo 2, que termina animales de 320kg, dado que la recría y el engorde se hacen a corral, lo que implica una óptima conversión (6:1) al encerrarlos más livianos. Sin embargo, como finalmente se producen pocos kilos, el buen desempeño en esas fases no alcanza a revertir el impacto negativo de la cría que le dio origen. Esto se debe a la mayor incidencia del requerimiento de la vaca de cría, como porcentaje del total, respecto del planteo 1, que termina animales más pesados (66% vs 58%, respectivamente).
En resumen, los modelos de animales livianos pueden ser funcionales en la etapa del corral pero no tanto para mejorar el desempeño del ciclo completo. La recría y terminación a mayores pesos aumentan la eficiencia global aún cuando en el feedlot se encierren animales más pesados.
De cara al futuro, el avance hacia una producción más eficiente se logrará en la medida en que se pueda disminuir la alta incidencia del mantenimiento de la madre. En concreto, produciendo más terneros y recriándolos a pesos mayores, el impacto negativo de la etapa criadora será cada vez menor y mayor la eficiencia en el aprovechamiento de los alimentos.
FUENTE: Revista Chacra